Son innumerables las especies de plantas y animales que en alguna época poblaron nuestro planeta en abundancia, y sin embargo hoy han desaparecido. El ejemplo más conocido, gracias al cine o tal vez por tradición, son los dinosaurios. Pero estos animales prehistóricos son solo una pequeña parte de la fauna terrestre extinta.
En la historia de nuestro planeta han ocurrido por lo menos cinco extinciones masivas, en las cuales desaparecieron gran cantidad de especies animales en cortos períodos de tiempo. La última de estas grandes extinciones fue hace alrededor de 65 millones de años, cuando desapareció la mitad de las especies existentes, y acabó con el reinado de los dinosaurios sobre la Tierra (si consideramos la enorme variedad de nuestra fauna, imaginemos que es sólo la mitad de lo que solía ser). Estas cinco extinciones masivas ocurridas en la Tierra han tenido siempre una causa natural y han ocurrido en períodos de tiempo de unos cientos de miles hasta millones de años.
Pero desde el inicio de la historia humana, después de la última glaciación que provocó el esparcimiento del hombre por todo el planeta, todo territorio conquistado por el ser humano ha visto desaparecer sus especies más importantes. Normalmente las extinciones son un proceso natural de adaptación y cambio, pero las tasas actuales superan cerca de mil veces los promedios naturales: se considera que actualmente están en peligro de extinguirse una de cada ocho especies de aves, una de cada cuatro especies de mamíferos, e incluso el 70 % de todas las especies de plantas del planeta.
Las causas fundamentales de estas desapariciones de especies en la historia reciente y en la actualidad, tienen que ver con la actividad humana, ya sea por depredación, por eliminación de hábitats naturales o como consecuencia de cambios drásticos en el clima, producto de la modificación y deterioro de ecosistemas a nivel global.
La desaparición de una sola especie animal trae consecuencias graves al entorno natural, pues esta especie no está aislada sino que se encuentra en una cadena de la cual dependen otras especies animales y vegetales. La pérdida de un eslabón de esta cadena puede ocasionar graves resultados, incluso la desaparición de todo un ecosistema.
Tal vez el caso de extinción más drástico es el de la paloma migratoria, que por la depredación humana pasó de ser el ave más numerosa de América del Norte y probablemente del planeta, a desaparecer totalmente. Esta especie de ave era tan numerosa, que en períodos de migración las bandadas superaban las cien mil palomas y se llegaron a medir bandadas de más de un kilómetro de extensión, las cuales tardaban más de un día en cruzar alguna zona y podían oscurecer el sol a su paso. En 1876, con un declive notable en su número, todavía se calculaban alrededor de 136 millones de palomas migratorias. Para 1896 quedaba solamente una gran colonia, que fue asaltada, matándose en un día más de 250 mil aves. La última paloma migratoria murió en 1914 a los 29 años, en un zoológico en Cincinnati. En cien años desapareció totalmente el ave más numerosa del mundo, por causa de la depredación humana. ¿Qué podrá suceder con otras especies animales?
Algunas de las especies amenazadas en la actualidad son el gorila de montaña, el tigre, el rinoceronte, las tortugas marinas, casi todas las especies de ballenas, además de una numerosa y preocupante cantidad de otros animales que tal vez ni imaginamos en peligro. Si no actuamos en consecuencia, probablemente nuestros nietos no lleguen a conocer siquiera una pequeña parte de los animales que todavía existen.
¿Qué podemos hacer? Pues ante todo comenzar por casa. Tratemos de no contaminar con vertido de grasas o materiales que puedan ser tóxicos, no abusemos del uso del coche y sobre todo intenta utilizar materiales reciclables (y recíclalos, claro). Si está en tus posibilidades, no permitas abuso animal ni votes por proyectos o planes que afecten el medio ambiente. Si todos contribuimos un poco a la preservación ambiental, el alivio será notable y muchos animales podrán salvarse. Se lo debemos a nuestros hijos, a los animales y también al planeta.